martes, 7 de julio de 2009

Cuerpo de mujer y cuerpo de humano

¿Alguien “en el público” que no sepa quién es Lorena Bobbit?

Puede que quede alguien por allí que no la reconozca por el nombre, os recuerdo la historia: Lorena (que, claro, no era Bobbit sino Gallo de apellido, pero al casarse, como es hábito en EEUU dejó su apellido para tomar el de su marido) estaba casada desde 1989 con Jhon Wayne Bobbit, un sujeto que la maltrataba.

El 23 de junio de1993 el soldado Jhon llegó a casa ebrio, la golpeó y la violó. Cuando él se durmió, ella fue a la cocina, tomó un cuchillo y le cortó el pene a su marido. Luego, desesperada, huyó y lanzó el pene por la ventanilla del coche. Se entregó a la policía, dijo donde estaba el miembro amputado y este se recuperó a tiempo para ser reimplantado.

Por si os provoca curiosidad y no habéis sabido más de ellos, Lorena fue condenada a la pena mínima de 45 días en un psiquiátrico por “trastorno temporal” y a una multa que pagó contando su historia en televisión; volvió a vivir con su madre y a su antiguo trabajo de manicurista. El señor Bobbit se hizo actor porno, volvió a operarse para agrandar su pene, fue de plató en plató, se casó 3 veces más (en todos los casos la historia terminó en denuncias por maltratos y divorcio) y ha sido condenado también por atraco y estafa. Aunque obtuvo mucho dinero, lo dilapidó.

Sin enredarme yo en todas las reflexiones que tengo en la cabeza y que me provocan re-narrar esta historia mil veces narrada, os hago sólo una pregunta: ¿Alguien en “el público” sabe de alguna violación, de algún maltrato físico, de alguna ablación o infibulación tan conocida como este caso? ¿Alguien puede recordar un nombre como recordamos el ya mítico apellido Bobbit? ¿No os resulta curioso?

Cuando se agrede a un hombre “allí”, donde parece que muchos han decidido (¡qué latima!) que reside la hombría, su tragedia explota en los medios como si un pene fuese una deidad. La violencia (sexual y de todo tipo) contra las mujeres parece tan normalizada que no es noticia. Basta una nota pequeña en cualquier periódico que se olvida al poco de leída. ¿La olvida ella? ¿Cómo continúa su vida la mujer violada, la que sufre el dolor y la pérdida del acceso al placer hasta que una larga terapia le permite “reimplantarlo” en su historia aunque con cicatrices y marcas?

No banalizo la amputación violenta de ningún órgano, no desprecio el pene, no considero justificable ninguna agresión… intento reflexionar de manera cruda, gráfica, sobre el hecho de que la vulnerabilidad de poseer un cuerpo de mujer está tan aceptada, tan asumida como “natural” que ni siquiera nos sorprende.

En los talleres que dirigía en Secondlife para el grupo "De-generados; reflexión/acción", una de nuestras compañeras dijo: “Cuando camino por la calle y tú, desconocido, me lanzas un piropo, por cortés, gracioso y elegante que sea, haces una evaluación sobre mi belleza (que es LA evaluación sobre nosotras mujeres), evaluación que yo no te he solicitado. No suele ocurrir, en cambio que las mujeres dirijamos a los hombres estas evaluaciones sobre ellos.”

Parece ser que los cuerpos de los hombres (y el espacio público en que se mueven) les pertenecen, los portan “seres racionales de sexo masculino”, como dice la RAE; los de las mujeres no deben moverse en espacios públicos, so pena de hacernos recordar que ni los cuerpos ni los espacios públicos son nuestros, porque sólo somos eso, cuerpos para la satisfacción de los otros cuerpos, los válidos, los completos (aunque sólo sea para los ojos de esos cuerpos válidos).

1 comentario:

Recomenzar dijo...

Muy interesante tu blog lo encontré de casualidad
te invito al mio quizas puedas aconsejarnos y opinar gracias y besos